“Ser conscientes de lo que sentimos nos hace libres”.
Parece fácil aceptarlo y hasta quizá estar de acuerdo con esta afirmación. Lo que no parece tan fácil es llegar a este “ser conscientes”.
Cuantas veces nos preguntamos o nos preguntan, ¿qué te está pasando? Y enlazamos frases y frases en un relato interminable de justificaciones, causas, etc, o simplemente respondemos “nada”.
Un relato que parece que nos tranquiliza y así continuamos con nuestro discurso interno o externo que va dando vueltas y que aunque a veces parece que ya ha desaparecido, vuelve a aparecer como si de un virus latente se tratara.
Y si en lugar de preguntar ¿Qué te está pasando?, la pregunta fuera ¿Qué estás sintiendo? Se me antoja que el discurso ya no saldría tan fluido, ni estaría tan lleno de contenido. Es como si el foco de atención hiciera un viraje y en lugar de apuntar hacia fuera, se nos pusiera delante y nos invitara a mirarnos hacia dentro.
¡Cuánto cuesta poner nombre a nuestras emociones y nuestros sentimientos!
Esa sensación de despojarse de las capas de protección que hemos ido construyendo a nuestro alrededor, como si vivir con un caparazón nos permitiera vivir mejor.
Y despreciamos la vulnerabilidad como si ésta nos llevara irremediablemente a un lugar en el que sólo pudiéramos ser víctimas de las amenazas.
Cuando alcanzamos la consciencia de llamar a nuestras emociones por su nombre y a conocer qué nos vienen a decir, podemos aprender de ellas, transformarlas, incluso ver que los demás también las sienten. Porque en cada pensamiento, en cada acción, en cada decisión hay una emoción asociada. Así que todos nos emocionamos.
Entonces, es cuando podemos decir que la vulnerabilidad no se traduce en fragilidad, sino en libertad. La libertad que nos ofrece la posibilidad de decidir de qué forma queremos transitar por las situaciones que nos ofrece la vida.
Incluso la libertad de acercarnos a los demás y ponernos a su lado, sin caparazones.
Te invito a sentir la rabia, el miedo, la tristeza, la alegría, la ternura, el erotismo (6 emociones básicas según el Método Albaemoting®) y todas aquellas emociones mixtas que se cocinan con distintas cantidades de algunas de ellas como pueden ser el asco, la vergüenza, la envidia, etc.
¿Te sumas a la libertad de sentir?